Actualización al 2020
El trastorno del espectro autista es una condición relacionada con el desarrollo del cerebro (neurodesarrollo) que afecta la manera en la que una persona percibe y socializa con otras, lo que causa problemas en la interacción social y en la comunicación. Este trastorno comprende patrones de conducta restringidos y repetitivos; comienza en los primeros años de la infancia y a la larga provoca problemas para desenvolverse en la sociedad.
En general, los signos de un trastorno del espectro autista aparecen ya a los 2 años de edad.
Un niño o un adulto con trastorno del espectro autista presentan problemas con las habilidades de comunicación o interacción social y podría tener cualquiera de los siguientes signos:
- No responde a su nombre y, en ocasiones, parece no escuchar.
- Se resiste a los abrazos y las caricias.
- Prefiere jugar solo.
- No hace contacto visual y carece de expresión facial.
- No inicia ni mantiene una conversación.
- Habla con tono o ritmo anormal.
- No expresa emociones ni sentimientos y le cuesta reconocer las emociones de otros.
- Desarrolla rutinas o rituales específicos y se altera con el mínimo cambio.
- Se obsesiona con un objeto o una actividad con una intensidad o concentración anormales.
Genética: esta condición puede estar asociada con cambios genéticos (mutaciones) o, con un trastorno genético más específico. Algunas de estas mutaciones pueden ser hereditarias, mientras otras pueden ocurrir de manera espontánea.
Factores ambientales: actualmente se investiga si algunos factores, como las infecciones virales, los medicamentos, las complicaciones durante el embarazo o ciertos contaminantes del aire, pueden desempeñar un papel en el trastorno del espectro autista.
Si bien no existe una terapia curativa para los trastornos del espectro autista, un tratamiento intensivo y temprano puede hacer una gran diferencia en la vida de muchos niños. Entre las opciones de tratamiento se encuentran las siguientes:
- Terapias de comportamiento y comunicación: un análisis conductual aplicado puede ayudar a los niños a aprender nuevas habilidades y generalizarlas a varias situaciones a través de un sistema de motivación basado en recompensa (gamificación).
- Terapias educativas: los programas más exitosos, en general están constituidos por un grupo de especialistas que realizan una variedad de actividades orientadas a mejorar las destrezas sociales, la comunicación y el comportamiento.
- Terapias familiares: esta enseña a los padres y otros familiares a jugar e interactuar con sus hijos para promover destrezas de interacción social, controlar comportamientos problemáticos y que les enseñen destrezas y formas de comunicación de la vida cotidiana.
Otras terapias: Según las necesidades del niño, existen diferentes actividades que podrían llegar a ser beneficiosas:
-Terapia de conversación, para mejorar las habilidades de comunicación.
-Terapia ocupacional, para aprender actividades de la vida diaria.
-Fisioterapia, para mejorar el movimiento y el equilibrio.
- Tratamiento farmacológico: No existen medicamentos que mejoren los signos centrales del trastorno del espectro autista, pero algunos podrían ayudar a controlar algunos de los síntomas.
Psiquiatría Infanto-Juvenil - Trastornos del Desarrollo - Trastornos de Ánimo y Ansiedad.
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