Actualización al 2020
Las fobias forman parte de los trastornos de ansiedad más frecuentes y corresponden a un temor abrumador e irracional frente a objetos o situaciones que plantean un peligro real pequeño; sin embargo, provocan ansiedad y conductas de evitación. Estas fobias son duraderas, producen reacciones físicas y psicológicas intensas, y afectan el desempeño en el trabajo, estudios y entornos sociales.
Las fobias pueden aparecer por primera vez en la infancia, generalmente alrededor de los 10 años.
- Temor, ansiedad y pánico cuando se está expuesto a lo que produce temor o cuando se piensa en eso (por ejemplo, un perro, una inyección, hablar en público).
- Ser consciente de que estos temores son irracionales o exagerados, pero no se los puede controlar aunque se hagan esfuerzos.
- Hacer todo lo posible para evitar el objeto o la situación.
- Dificultad para tener un desempeño normal debido al temor.
- Reacciones o sensaciones físicas (sudoración, latidos del corazón acelerados, opresión en el pecho o dificultad para respirar).
- Presentar náuseas, tener mareos o sufrir desmayos en presencia de sangre o lesiones físicas.
- En niños, tener berrinches, aferrarse, llorar, no querer alejarse de la madre o padre y negarse a lo que les produce temor.
Si bien no están claras las causas de las fobias, suelen darse por:
- Experiencias negativas: muchas fobias aparecen como consecuencia de una experiencia negativa o un ataque de pánico relacionado con un objeto o una situación específica.
- Genética y medio ambiente: puede haber una vinculación entre la fobia del afectado y la fobia o ansiedad de sus padres, lo que podría deberse a factores genéticos o a una conducta aprendida.
- Función cerebral: los cambios en la actividad cerebral también pueden desempeñar un rol en el desarrollo de fobias (hiperactividad de circuitos de ansiedad).
- Psicoterapia: hablar con un profesional de la salud mental, podría ayudar a un mejor manejo de la fobia, realizar una terapia de exposición o una terapia cognitiva conductual podría dar resultados eficaces.
- Terapia de exposición: cambia el modo en que se reacciona al objeto o a la situación que genera miedo. La exposición gradual y reiterada a la fuente de la fobia puede ayudar a aprender a controlar la ansiedad.
- Terapia cognitiva conductual: Se aprenden maneras de ver y enfrentar el objeto o la situación que genera miedo y se centra en desarrollar confianza en uno mismo y en dominar los pensamientos y sentimientos, en vez de sentirse abrumados por ellos.
- Tratamiento farmacológico: los medicamentos ayudan a reducir la ansiedad y los síntomas de pánico que se experimenta al pensar o exponerse al objeto o situación que genera miedo. Se pueden utilizar betabloqueantes o ansiolíticos.
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