Actualización al 2020
La enfermedad de Crohn consiste en una inflamación crónica y autoinmune del tubo digestivo, que puede producir sensación de dolor abdominal, diarrea, fiebre, pérdida de peso, desnutrición y hemorragia rectal.
Esta enfermedad puede afectar cualquier parte del tubo digestivo, es decir, desde la boca hasta el ano. Sin embargo, se ubica con mayor frecuencia en el íleon terminal, en el intestino delgado. También, se pueden manifestar síntomas fuera del aparato digestivo, como en las articulaciones, la piel, el hígado o los ojos.
La enfermedad de Crohn puede ser una enfermedad dolorosa y debilitante, que se puede presentar a cualquier edad, aunque es más frecuente entre los 20 y 30 años.
Los síntomas más frecuentes de la enfermedad de Crohn son:
Dolor abdominal
Baja de peso
Fiebre
Fatiga
Diarrea
Cólicos abdominales
Hemorragia digestiva
Disminución del apetito, náuseas o vómitos
Entre los síntomas más graves están:
Inflamación del hígado o las vías biliares
Inflamación de los ojos, la piel o las articulaciones
En los niños, puede existir retraso en el crecimiento o en el desarrollo sexual
La causa exacta de la enfermedad de Crohn es desconocida. Sin embargo, se asocia a factores hereditarios o a un mal funcionamiento del sistema inmune, que ataca a las células del tubo digestivo provocando esta patología. Asimismo, el estrés y los hábitos alimentarios pueden agravarla.
Los factores de riesgo de padecer la enfermedad de Crohn son:
Tener entre 20 y 30 años
Fumar
Tener antecedentes familiares de la enfermedad
Ingerir medicamentos antiinflamatorios, lo que podría provocar una inflamación en el intestino y empeorar la enfermedad, así como una dieta alta en grasas o alimentos con azúcares refinados
Contamos con un equipo multidisciplinario de expertos enfocados en el diagnóstico y tratamiento de todas las afecciones del aparato digestivo conformado por el esófago, estómago, hígado, páncreas, intestino delgado, colon y recto. Además, el equipo de Gastroenterología cuenta con el apoyo de la Unidad de Endoscopía Digestiva y con tecnología de última generación para obtener un diagnóstico preciso y manejar las mejores alternativas de tratamiento.
El diagnóstico de la enfermedad de Crohn se realiza descartando otras causas de los síntomas del paciente. Para esto se debe realizar una colonoscopía y, además, una tomografía computarizada o una resonancia magnética podrían ayudar a detectar la enfermedad.
El objetivo del tratamiento es reducir la inflamación que provoca los síntomas y lograr mantener la enfermedad inactiva. Los brotes de esta enfermedad se pueden tratar con corticoides que alivian los síntomas, 5-aminosalicilatos, antibióticos o inmunosupresores.
En caso de crisis grave, el médico puede recomendar una dieta especial administrada a través de una sonda de alimentación. Esto con el fin de mejorar la nutrición general y dejar que los intestinos descansen.
Cuando la dieta o los medicamentos no alivian los síntomas, se podría realizar una cirugía. Durante este procedimiento quirúrgico se extrae la porción dañada del tubo digestivo y después se reconectan las secciones sanas del tubo digestivo. También, se podrían cerrar fístulas y drenar abscesos existentes. Cabe destacar que la cirugía no cura la enfermedad de Crohn, pero puede traer beneficios temporales a los pacientes.