Violencia escolar: 7 conductas a las que se debe estar atento
Desde el regreso a clases presenciales la violencia escolar ha sido un tema relevante a nivel nacional, pues se ha evidenciado que niños y jóvenes han tenido grandes dificultades para convivir junto a sus pares tras dos años de pandemia.
Según los datos compartidos por la Superintendencia de Educación, el 30% de las denuncias recibidas hasta marzo de 2022, corresponden a casos de violencia escolar. Este aumento en la agresividad tiene completa relación con la poca socialización y conexión que han vivido con sus compañeros y amigos, ya que dejaron de autorregular su conducta, identificar emociones y ser empáticos, puntos que se desarrollan de forma más natural dentro de un contexto académico y social
“Los niños, niñas y adolescentes se han visto enfrentados a varios momentos de estrés por las propias características del confinamiento: incertidumbre, pérdidas de familiares, falta de rutinas, extinción de actividades extraprogramáticas y a eso, debemos sumarle que varios padres se encontraban excesivamente estresados. Entonces, el ambiente familiar fue difícil y estuvo inmerso bajo emociones complejas como ansiedad, angustia y frustraciones”, explica Susana Saravia, psicóloga infantojuvenil de Clínica Universidad de los Andes.
Frente a ese escenario, las normas sociales, resolución de problemas y claves para interactuar con el otro se vieron disminuidas. “Hoy, estos niños y adolescentes se enfrentaron al contexto social/presencial con una atrofia en esas habilidades. Es por esto que se han presentado con mayor frecuencia ese tipo de conductas”, dice Susana.
De acuerdo al desarrollo cerebral de los más pequeños, el ambiente familiar influye considerablemente en su comportamiento, por lo que, si ven a padres desregulados permanentemente frente a alguna emoción, como rabia o frustración, es esperable que vayan aprendiendo que ese es el modo correcto de actuar. “Hay que considerar que los niños no nacen sabiendo regular sus emociones por sí solos, por eso, los principales moduladores son los papás o tutores. Ellos son el principal referente que tienen para saber cómo autorregularse”, agrega.
Además, está el incremento de uso de pantallas y videojuegos que se vio potenciado mientras duró el encierro. Estos juegos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), son capaces de generar adicción y la sintomatología que provocan es muy parecida a la de otras drogas: irritabilidad, cambios en la conducta, pensar constantemente en el juego y, además, tener insomnio por la cantidad de estímulo generado. Las personas adictas pueden llegar incluso a ponerse violentos y alejarse de su círculo.
Indicadores de alerta en niñas, niños y adolescentes
Para prevenir y también frenar la violencia escolar es necesario que padres, tutores, familias, establecimientos académicos, profesores y educadores puedan estar atentos a señales que indiquen síntomas de estrés en los menores, tales como:
- Aislamiento.
- Cambios abruptos en el estado de ánimo.
- Llanto fácil.
- Irritabilidad.
- Negación para ir al colegio.
- Cambios en los ciclos de sueño y vigilia.
- Cambios en las conductas alimentarias.
¿Qué puedo hacer para contener a mi hijo?
La especialista añade que se debe hablar con los hijos sobre las diferentes emociones, generar espacios de contención, calma, esparcimiento y no estimular conductas agresivas o de venganza. Sin embargo, en el caso de identificar los síntomas presentados, es importante llevarlos prontamente donde un profesional de salud mental que pueda ayudarlos según ellos lo requieran.
En el caso de los establecimientos educacionales, se revela la urgencia de que se instauren espacios de diálogo en el aula, como lo son las clases de orientación: “la idea es que pueda haber instancias para conversar sobre cómo se resuelven los conflictos, llegar a acuerdos y no pasar por alto algún tema que esté generando ruido en el curso, por ejemplo. Los educadores son vínculos significativos para los niños, por lo que es importante que puedan pesquisar situaciones complejas y guiarlos”, concluye Susana.