Síndrome del cuidador: el desgaste de quien cuida a un ser querido
Cuando una persona mayor ya no puede vivir sola o un ser querido enferma, muchas veces se contrata a alguien para que se encargue de sus cuidados. Sin embargo, esto no siempre es posible o la familia opta por tomar esta responsabilidad directamente.
Si el proceso del cuidado no se gestiona de manera adecuada, se puede desarrollar el “síndrome del cuidador”, que se presenta en quienes dedican una parte importante de su vida a los cuidados de una persona dependiente.
“Es inherente al ser humano cuidar a un ser querido y otorgarle la mejor calidad de vida posible. En algunos casos, esta tarea va en aumento, generando gran exigencia y demandando mucho tiempo, hasta el punto de impactar negativamente en las emociones del encargado”, señala Camila Gálmez, psicóloga de la Unidad de Cuidados Integrales y Medicina Paliativa de Clínica Universidad de los Andes.
Es así como esa persona comienza a postergar actividades y hábitos cotidianos para ejercer las labores de cuidado y deja de alimentarse, tomar sus medicamentos, socializar, descansar, tener momentos de ocio y, en algunos casos, incluso de trabajar. Todo lo anterior, genera un desgaste que puede provocar estrés, insomnio, depresión, apatía, ansiedad, entre otros.
Apoyo para el cuidador
Brindar cuidados a un ser querido enfermo suele ser una tarea sin descanso y que día a día va en aumento. Es por esto la importancia de que sean guiados por un equipo especializado formado por médicos, enfermeros, psicólogos, kinesiólogos, nutricionistas, dependiendo las necesidades particulares.
La Dra. María Soledad Oltra, Médico Jefe de la Unidad de Cuidados Integrales y Medicina Paliativa, explica que los pacientes oncológicos y aquellos con enfermedades avanzadas crónicas habitualmente presentan síntomas que interfieren en su calidad de vida y su autonomía y que, por ende, también impactan a su cuidador.
“La consulta precoz a un equipo de cuidados paliativos puede mejorar síntomas que incomodan al paciente y, además, proveer estrategias al cuidador para anticiparse en los cuidados necesarios, evitando así la incertidumbre y la angustia anticipatoria del no saber qué hacer si…”, comenta la Dra Oltra.
Estos cuidados también incluyen la contención y tratamiento para los familiares o personas más cercanas, brindándoles atención de salud mental que entregue las herramientas para enfrentar el momento, o incluso, preparándolos para un inminente fallecimiento.
“Para esto, al igual que con el paciente, se busca considerar las necesidades psicosociales del cuidador, apoyando la adaptación a los cambios producidos por el avance de la enfermedad, brindando orientación a sus preocupaciones, a la toma de decisiones y pesquisando sus propias necesidades, para que puedan mantener un equilibrio entre asistir a su ser querido y respetar sus propios requerimientos”, explica la especialista.
Camila Gálmez agrega que el apoyo emocional que se le entrega a los cuidadores principales suele consistir en un espacio de reflexión respecto a la situación vivida y la forma en que afrontan el proceso de enfermedad, brindar apoyo en la toma de decisiones, educar respecto a la patología del ser querido y potenciar la capacidad de cuidado de sí mismos para mantener de la mejor manera posible su propia salud y bienestar.
La Dra. Oltra afirma que el alivio del sufrimiento del cuidador principal es esencial, entendiendo que para encargarse de otro es necesario mantener un autocuidado: “Será necesario ofrecerle tiempo para ayudarle a reflexionar, a prever necesidades y estimular la búsqueda de recursos y soluciones. El equipo de salud puede funcionar como elemento intermediario, percibiendo sensibilidades, deseos, últimas voluntades y fomentando momentos de comunicación intensa para preparar al paciente y a su familia para el final de vida”.