¿Qué es la hernia diafragmática congénita?
En uno de cada 5.000 embarazos, se da hernia diafragmática congénita, que se trata de una malformación del tórax, en el que se produce un orificio en el diafragma que provoca que los órganos abdominales se eleven y compriman a los órganos torácicos. El principal problema es que, en casos severos, produce hipoplasia pulmonar, es decir, una falta de desarrollo de los pulmones que conduce a la muerte al nacer.
Según explica el Dr. Masami Yamamoto, ginecólogo especialista en Medicina Materno Fetal de Clínica Universidad de los Andes, esto se traduce en que el pulmón definitivamente no se desarrolla y, por ende, el recién nacido no respira: “Esto ocurre con tal severidad que ni siquiera una cirugía tras el nacimiento puede recuperar ese pulmón que no ha crecido”.
Por lo tanto, la hernia diafragmática congénita tiene un pronóstico de sobrevida variable según el tamaño pulmonar. El diagnóstico y la predicción de la sobrevida se realiza a través de una ecografía en la semana 22, en la que se mide el tamaño de los pulmones.
Tratamiento de la hernia diafragmática congénita
Una reciente publicación ha validado la cirugía de oclusión traqueal para su manejo en casos severos. Este procedimiento consiste en introducir un balón inflable en la tráquea con el objetivo de que el pulmón –bajo este tapón– crezca y se desarrolle. “Esta es una cirugía intrauterina delicada y que solo se utiliza cuando sospechamos que la hipoplasia pulmonar es severa”, agrega el especialista.
El procedimiento se denomina fetoscopía y consiste en que, a través de un tubo delgado que se introduce por el abdomen materno, se llega al feto para acceder a su tráquea. Ahí, se coloca un balón que idealmente debe retirarse más tarde, antes del parto. Esta cirugía fetal se hace bajo anestesia regional o local en la madre, y con anestesia e inmovilización fetal, generalmente en el sexto mes del embarazo.
En caso de no llevar a cabo la cirugía, el pronóstico de sobrevivida es de un 10% y, si el recién nacido lograra sobrevivir, existen grandes riesgos de depender de oxígeno el resto de su vida, llevar una traqueostomía o padecer algún tipo de daño cerebral. El balón de oclusión traqueal mejora la sobrevida a 40% y reduce la morbilidad neonatal.
“Es importante recordar que los casos menos severos –es decir, sin hipoplasia pulmonar– pueden llevar una vida normal”, aclara el Dr. Yamamoto.
Nuestros médicos son referentes nacionales en la atención de embarazos de alto riesgo y en la realización de cirugías materno fetales.