Fibromialgia: la temida enfermedad del dolor
Cada vez es más común escuchar que alguien tiene fibromialgia, patología que era bastante desconocida y que solía relacionarse con alguna afección de salud mental. Si bien cada vez se sabe más de ella, principalmente que produce dolor y que se debe a un fenómeno neurológico, todavía no hay claridad en todo lo involucrado en su desarrollo.
“Son diversos los síntomas que pueden darse con la fibromialgia, por eso es considerada como un síndrome complejo y difícil de diagnosticar. Además, la causa es desconocida y los mecanismos involucrados en la génesis del dolor no son del todo comprendidos, al igual que sus efectos secundarios”, explica el Dr. Gustavo Monckeberg, reumatólogo de Clínica Universidad de los Andes.
El especialista agrega que el dolor se produce por un mecanismo de hiperalgesia (mayor sensibilidad al estímulo doloroso) y alodinia (percepción anormal del dolor). Se cree que la causa es el proceso de sensibilización central, es decir, cualquier situación de dolor persistente se autoperpetúa y se refuerza frente a la exposición a diferentes estímulos que normalmente no producen dolor.
En general, afecta principalmente a mujeres jóvenes, sobre todo en periodos de estrés, y tiene evolución crónica. Entre los factores de riesgo para la aparición de esta patología se reconocen los genéticos, psicológicos y hormonales. Asimismo, es frecuente la existencia de un evento biográfico traumático grave.
Síntomas más comunes de la fibromialgia
- Dolor muscular difuso de evolución larga en diferentes zonas
- Cansancio y fatiga
- Trastornos de ánimo: ansiedad y depresión
- Trastornos del sueño: insomnio y sueño no reparador
- Cefalea
- Colon irritable: dolor, diarrea, constipación y otros trastornos gastrointestinales
- Disautonomía: desmayos y vejiga inestable
- Trastornos de memoria y concentración
- Calambres y sensación de adormecimiento de extremidades
- Dolor crónico
- Empeoramiento con cambios de clima, actividad física o estresores
Dichas manifestaciones se presentan en personas que padecen, además, otras condiciones dolorosas como jaqueca, colon irritable, bruxismo, molestias urinarias o genitales. Igualmente, es frecuente que se presenten síntomas que parecen inexplicables luego de diversos exámenes, como: hormigueo o adormecimiento en las manos, puntadas al pecho, molestias a la garganta etc.
El diagnóstico es clínico, pues no hay exámenes de laboratorio ni de imágenes que puedan confirmarlo. Sin embargo, es necesario descartar otras enfermedades que pueden simular una fibromialgia como la artritis reumatoide, lupus eritematoso sistémico, hipotiroidismo, depresión, anemia y apnea obstructiva del sueño.
Herramientas para enfrentar la fibromialgia
El tratamiento requiere un enfoque multidisciplinario, con un equipo compuesto por reumatólogos, traumatólogos, neurólogos, fisiatras, kinesiólogos, psiquiatras y psicólogos.
Entre las opciones para abordarlo, están:
Tratamiento farmacológico
Busca reducir el dolor y mejorar la calidad de sueño. Los medicamentos más utilizados son antidepresivos, analgésicos y anticonvulsivos.
Tratamiento no farmacológico
Se recomienda hacer actividad física aeróbica suave, tener apoyo psicológico, acupuntura, entre otros.
“El pronóstico es bueno en general, es una enfermedad que no deja secuelas ni produce discapacidad, sin embargo, se comporta como una patología crónica que requiere terapia por un período largo y, a veces, permanente, y que cursa en el tiempo con períodos variables de actividad y remisión”, concluye el Dr. Monckeberg.