“Después de tanto luchar por ellas, hoy sabemos lo que es ser padres”
Andrea Álvarez es psicóloga y vive en La Serena. Uno de sus mayores sueños era ser mamá, sin embargo, el camino para cumplirlo no fue nada fácil ya que tuvo dos embarazos que no llegaron a término. Por eso, cuando se enteró que esperaba gemelas, sintió mucha alegría.
“Junto a mi marido estábamos felices, pero sabíamos que un embarazo gemelar supone más riesgos y cuidados que un embarazo normal”, señala Andrea.
Todo parecía ir bien pero alrededor de la semana 16 llamaba la atención el tamaño de su vientre, excesivamente grande, además de los dolores de espalda y la incontinencia urinaria que comenzó a sufrir. Luego, se le acortó el cuello del útero.
“En la ecografía de las 20 semanas el doctor que me atendía en La Serena detectó que las guaguas mostraban una diferencia de líquido amniótico importante, por lo que me derivó a un hospital de Santiago en el que me dijeron que debía realizarme de forma urgente una cirugía de transfusión feto fetal”, recuerda Andrea.
La Clínica Universidad de los Andes es líder en esta cirugía registrando más de 70 casos, que corrige una falla anatómica y funcional que consiste en la conexión de los sistemas circulatorios de gemelos que comparten una misma placenta e intercambian flujos sanguíneos. Esto hacía que una de las niñas recibiera exceso de sangre y la otra, muy poca. De no realizarse esta intervención, existía un 98% de probabilidades de que ambas murieran.
Andrea y su marido se pusieron en contacto con el Dr. Masami Yamamoto, especialista de la Unidad de Medicina Materno Fetal: “el doctor nos atendió rápidamente, nos dio su teléfono y nos dijo que volviéramos al día siguiente en ayunas por si debía intervenir. Nos transmitió mucha seguridad y optimismo, por lo que fue natural entregarme 100% y confiar en él”, recuerda Andrea.
Tras confirmarse el diagnóstico y luego de algunos exámenes preoperatorios Andrea fue intervenida. Corrigieron el defecto en el sistema circulatorio de las niñas y extrajeron un litro y medio de líquido amniótico, con lo que el volumen de su vientre disminuyó considerablemente y con ello, las molestias.
Tras la cirugía, fue dada de alta con la indicación de mantenerse en reposo moderado. Se instaló en Santiago, para seguir los controles dos veces por semana e ir observando su evolución.
“Un día lunes a las 2:00 de la madrugada, con apenas 21 semanas, rompí membranas. Comenzó a salir muchísimo líquido, incluso llegué a pensar que era una pesadilla porque era mucha cantidad. Esa noche fue muy traumática. Como las guaguas aún no eran viables por su tamaño, esa noche la viví como de despedida, con mucha oración. Las guaguas se movían mucho. Sentía que era como cuando a un pez le sacan el agua de la pecera. Fue terrible y además lo viví muy sola ya que mi marido estaba en La Serena por razones de trabajo”, recuerda Andrea.
A primera hora de la mañana la llevaron a Urgencia. Ya no sentía a sus guaguas y emocionalmente estaba destrozada. El Dr. Masami Yamamoto dio la orden de que fuese ingresada directamente a hospitalización.
“Cuando me hicieron la ecografía, escuché los latidos y vi que las guaguas se estaban moviendo; me volvió el alma al cuerpo. Los primeros días fueron muy dolorosos y de mucha incertidumbre. Por fin dejé de botar líquido y ya podía sentarme y moverme. Sentir el apoyo integral por parte de la Clínica y saber que estaba en buenas manos fue fundamental en mi proceso”.
Durante el resto del embarazo tuvo que mantenerse hospitalizada y en reposo absoluto. Sus hijas Belén y Trinidad nacieron a las 31 semanas y tras un período en incubadora, fueron dadas de alta y pudieron trasladarse junto a sus padres a La Serena.
“Estoy tremendamente agradecida de la Clínica. Gracias a la cirugía, mis hijas están vivas”, finaliza Andrea.
En el siguiente video podrá conocer sobre el Síndrome de Transfusión Feto Fetal
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