Actualización al 2021
Los tumores intrarraquídeos son lesiones poco frecuentes. Sin embargo, poseen altas tazas de morbilidad y están asociados compromiso neurológico. Corresponden al 15% de los tumores craneoespinales y pueden afectar a la médula espinal, filum terminal, raíces nerviosas, meninges, red vascular intraespinal. Este tipo de tumores pueden comprimir el sistema nervioso generando dolor y daño neurológico.
Los tumores intrarraquídeos se clasifican en tres grupos:
Extradurales: estos tumores suelen ser los más frecuentes y se originan fuera del saco dural, fuera de las vértebras o de los tejidos epidurales y suelen ocurrir por metástasis.
Intradulares extramedulares: estos tumores se originan en las leptomeninges o raíces nerviosas. La mayoría de estos tumores se originan en la zona y un 4% ocurren por metástasis.
Intradurales intramedulares: se generan dentro del tejido de la médula espinal e invaden la sustancia blanca, los tractos espinales y los cuerpos neuronales. Entre un 90 y 95% de estos tumores son malignos.
Los signos o síntomas de tumores intrarraquídeos dependerán del tipo de tumor y de la zona afectada, pero pueden incluir los siguientes:
- Dolor cervical, dorsal o lumbar o incluso de extremidades por irritación de raíces cervicales o lumbares En general, los ubicados de L1 a sacro, dan síntomas solo radiculares, es decir dolor irradiado a las piernas. Los dorsales darán síntomas medulares, es decir alteración de la marcha, desequilibrio, alteración del control esfinteriano. Dolor y alteraciones sensitivas en general en región torácica y abdominal. Los cervicales, en tanto, darán síntomas tanto medulares como radiculares.
- Rigidez de nuca
- Alteraciones en la función motora, sensitiva y autónoma
- Dolor de espalda que se irradia a otras partes del cuerpo
- Dolor característicamente aumenta en la noche
- Pérdida de la sensibilidad en los brazos o piernas
- Debilidad muscular
- Dificultad para caminar
- Pérdida de la función intestinal o vesical
- Parálisis en distintas zonas del cuerpo
Estos tumores pueden ser:
- Primarios, de origen y causa desconocida: sin embargo, se asocian a genes defectuosos que pueden ser heredados o adquiridos. También pueden deberse a factores ambientales como, por ejemplo, la exposición a determinadas sustancias químicas.
- Secundarios: la mayoría de los tumores intrarraquídeos ocurren por metástasis, es decir, se han extendido desde otros tumores ubicados en otros órganos del cuerpo a las vértebras, los que, al crecer en ellas, ocupan el canal raquídeo.
Se puede sospechar de un tumor intrarraquídeo mediante una historia clínica acuciosa y un examen físico completo con énfasis en lo neurológico. Sin embargo, muchas veces es difícil sospecharlo, por lo que las imágenes son fundamentales. Para confirmar el diagnóstico se debe realizar una resonancia magnética y eventualmente complementarla con una tomografía computarizada. El PET CT, es importante para poder descartar o diagnosticar eventuales metástasis o fuente de origen del tumor.
El tratamiento tiene como objetivo eliminar el tumor por completo. En ocasiones, algunos tumores son pequeños y benignos, por lo que sólo necesitarán ser observados y controlados.
Cirugía: es necesario realizar un procedimiento quirúrgico para extirpar los tumores intrarraquídeos. La tecnología permite alcanzar tumores de difícil acceso. También se puede realizar la cirugía controlando el funcionamiento de la médula espinal y otros nervios para reducir el riesgo de lesiones. En ocasiones, durante la cirugía se puede aplicar ultrasonido para romper los tumores y eliminar ciertos fragmentos de éstos.
En ocasiones, cuando el tumor no puede ser extirpado por completo será necesario realizar quimioterapia y/o radioterapia.
Radioterapia: en este tratamiento se utilizan haces de energía de alta potencia para destruir células cancerosas. Este tratamiento puede ser utilizado antes de la cirugía para reducir el tamaño del tumor para que sea más fácil extirparlo y se puede combinar con quimioterapia si el cáncer está muy avanzado.
Radiocirugía estereotáctica: en este procedimiento se aplica una dosis alta de radiación orientada en una zona específica. Por medio de computadoras que concentran los haces de radiación en los tumores y desde varios ángulos.
Quimioterapia: en este tratamiento se utilizan medicamentos con sustancias químicas para destruir las células cancerosas o impedir su crecimiento. Estos medicamentos pueden ser administrados al paciente de forma intravenosa u oralmente y, en ocasiones, se pueden administrar de ambas formas.