Actualización al 2020
Se estima que 2 de cada 3 personas con tos crónica pueden tener asma bronquial, reflujo gastroesofágico, rinitis alérgica o sinusitis crónica, entre otros.
La tos en un síntoma respiratorio muy frecuente. Corresponde habitualmente a un reflejo espontáneo que ayuda a proteger las vías respiratorias contra partículas irritantes que ingresan a su interior. Entre ellas podemos mencionar las secreciones respiratorias, el contenido gástrico en el caso de pacientes con reflujo gastro esofágico, distintos microrganismos, cuerpos extraños, contaminantes inhalados, alergenos, etc.
Las vías respiratorias están cubiertas por una mucosa, que es muy sensible y actúa como mecanismo defensa frente a agentes irritantes y gérmenes que puedan ingresar al respirar. La tos corresponde a una de las tantas formas de protección ya que ayuda a despejar las vías respiratorias, disminuyendo la carga de partículas dentro de estas.
Es habitual presentar periodos de tos aislada en relación a episodios puntuales, por ejemplo, infecciones respiratorias. En general se trata de una respuesta normal y autolimitada. Muchas veces tiene una función relevante en la recuperación final del paciente.
Tipos de tos:
Existen distintas formas de clasificar la tos según:
- Se acompaña o no de expectoración: productiva o seca, respectivamente.
- Tiempo de evolución:
- Tos aguda: por enfermedades como resfrío común, influenza, tos convulsiva o neumonía. También al inhalara un agente irritante, como polvo un cuerpo extraño o humo.
- Crónica: asma, bronquitis, alergias, sinusitis, reflujo gastroesofágico, EPOC.
- Otras causas de tos pueden ser patologías como laringitis, cáncer y enfisema pulmonar, tuberculosis, insuficiencia cardíaca, difteria, fibrosis quística, embolia pulmonar, virus respiratorio sincicial y alteraciones neuromusculares de los músculos involucrados en coordinación de las vías respiratorias.
- Asimismo, puede producirse tos por asfixia y por el tabaquismo.
Se recomienda consultar en caso de presentar en forma concomitante de otros síntomas que podrían estar relacionados a un cuadro potencialmente grave. Asimismo, siempre se debe consultar ante la presencia de hemoptisis (expectorar sangre), tos invalidante o sibilancias (silbidos al exhalar).
Además, en toda persona que lleve dos semanas de evolución, es necesario descartar la tuberculosis, aunque no existan otros síntomas como baja de peso, fiebre, hemoptisis, etc.
La tos es una respuesta a una patología respiratoria concreta, por lo que el tratamiento va a estar dirigido en relación a las características del paciente y a su enfermedad específica.
Con respecto a la tos como síntoma, si es que esta se acompaña de secreciones bronquiales abundantes y espesas, a veces se puede agregar a las indicaciones un fármaco con acción mucolítica que ayuda a la eliminación de la flema sin suprimir la tos.
Si la tos es seca y excesiva, generando un deterioro significativo en la calidad de vida, se puede indicar un antitusígeno que disminuye la frecuencia y la intensidad de la tos.
En quienes la tos dura más de ocho semanas, la cual pasa a llamarse crónica, se sugiere consultar a un médico broncopulmonar, ya que puede asociarse a muchas patologías, dentro de estas las más frecuentes son asma bronquial, reflujo gastroesofágico, un grupo de patologías rinosinusales dentro de las cuales se encuentra la rinitis alérgica y la sinusitis crónica. Se estima que dos de cada tres personas que consultan por tos crónica, tienen al menos una ellas.
Posterior a la evaluación médica, se recomienda realizar un estudio radiológico, generalmente, una radiografía de tórax, junto con otros exámenes para descartar o confirmar algunas patologías específicas. Dentro de dichos exámenes de puede solicitar algunas pruebas de función pulmonar como una espirometría y a veces un test de metacolina en caso de sospecha de patologías bronquiales obstructivas como el asma y algunas enfermedades asociadas al tabaco. En caso de confirmar este último diagnóstico, se suele indicar el uso de determinados inhaladores y se sugiere suspender el hábito tabáquico.
Si hay sospecha de reflujo gastroesofágico, se puede hace una prueba terapéutica con fármacos que disminuyen la formación de ácido gástrico. Sin embargo, a veces puede no ser evidente la presencia del reflujo gastroesofágico y es necesario realizar algunos exámenes para confirmarlo. Es importante señalar que la tos relacionada a esta patología suele tardar varias semanas en mejorar a pesar del tratamiento adecuado. En caso de evidenciar una patología rinosinusal, se suele indicar antihistamínicos, aseos nasales y a veces corticoides nasales inhalados en general con una buena respuesta.
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