Actualización al 2020
La infección por el virus de la hepatitis afecta a parte importante de la población a nivel mundial, siendo más frecuente en Asia y África. Dos de cada tres paciente a nivel mundial desconocen que tiene esta infección. El virus se trasmite a través de sangre y fluidos, y la vía de transmisión es de la madre al hijo (embarazo y parto) o a través de la vía sexual con alguien infectado.
Las manifestaciones de la enfermedad varían, pudiendo ser asintomáticos, presentar hepatitis aguda, alteración de exámenes de sangre como hallazgo, debut como cirrosis o la presentación con un cáncer hepático. También influyen factores como la edad al momento de la infección, el estado inmunológico (defensas) y otros factores asociados como raza, género, otras enfermedades como diabetes y obesidad, que determinarán la evolución.
Esta enfermedad puede tener distintos cuadros clínicos:
Hepatitis aguda: se presenta con los síntomas típicos de fatiga, fiebre, coloración amarillenta de piel y mucosas, malestar en la zona abdominal alta derecha, deposiciones más claras y picazón. En la mayoría de los casos la infección se resuelve por completo en periodo de semanas sin dejar secuelas.
Fulminante: se da en un porcentaje menor de los pacientes dado un deterioro abrupto que produce falla del hígado en poco tiempo (insuficiencia hepática aguda grave). Estos pacientes pueden llegar a requerir un trasplante de hígado.
Hepatitis Crónica: se produce cuando la infección dura más de seis meses y no se puede eliminar el virus. La mayoría de los pacientes son asintomáticos durante un largo periodo y, con el tiempo, se puede afectar gravemente al hígado. Esto puede derivar en patologías hepáticas más complejas como cirrosis o cáncer hepatocelular (hepatocarcinoma). Esto les ocurre fundamentalmente a personas infectadas al momento del parto o en la niñez.
En el caso de la hepatitis aguda el cuadro es autolimitado. Se requiere manejo de los síntomas, con hidratación, alimentación a tolerancia, descanso (reposo) y abstinencia de alcohol.
En los casos de pacientes con insuficiencia hepática aguda o aquellos crónicos, requieren ser tratados y controlados por el especialista en hígado (hepatólogo). El objetivo es suprimir la replicación viral y el daño que produce. Se utilizan drogas antivirales para ello, las cuales en general son utilizadas en forma indefinida hasta ahora.
El trasplante de hígado puede requerirse en pacientes con insuficiencia hepática aguda grave, cirrosis avanzada y tumores con ciertas características y tiene buenos resultados.
Las principales medidas de prevención de la hepatitis B son:
El diagnóstico de esta enfermedad se realiza por un examen de sangre y requiere seguimiento médico. Debe realizarse exámenes más específicos en caso de que el médico defina su necesidad. Se trata de una enfermedad de notificación obligatoria.
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