Actualización al 2020
El bruxismo es el acto de apretar o hacer rechinar los dientes de forma involuntaria e inconsciente. Puede afectar a niños y adultos. En niños la prevalencia es de un 20% mientras que en adultos es de un 12% y se presenta en hombres y mujeres por igual.
El bruxismo puede ser frecuente e intenso y podría provocar trastornos en la mandíbula, dolores de cabeza, daño en los dientes y otros problemas.
Existen dos tipos de bruxismo:
Los principales síntomas del bruxismo incluyen:
No se conoce la causa exacta del bruxismo. Pero se puede deber a una combinación de factores físicos, psicológicos y genéticos.
Existen factores de riesgo como el estrés, la edad, el tipo de personalidad y la genética.
El diagnóstico se basa en el reporte de ruidos del paciente durante la noche y/o el dolor de cabeza o la tensión de los músculos mandibulares al despertar. Este trastorno se puede confirmar por medio de una polisomnografía.
Una vez confirmado el diagnóstico, el tratamiento más utilizado incluye planos o férulas oclusales de protección. Estos son aparatos que se fabrican especialmente para la dentadura del paciente, para disminuir el desgaste de las piezas dentarias y distribuir de mejor manera la tensión. Se debe usar todas las noches.
En casos graves, cuando los pacientes sufren un desgaste importante del diente, el odontólogo tendrá que remodelar las superficies de masticación o colocar coronas que reparen el daño.
Existen diferentes medicamentos que podrían ayudar a aliviar los síntomas del bruxismo como los relajantes musculares, los antidepresivos o medicamentos contra la ansiedad para tratar el estrés u otros problemas emocionales.
Inyecciones de bótox: estas inyecciones de toxina botulínica, podrían ser útiles para algunas personas con bruxismo grave. Sin embargo, es uno de los últimos tratamientos a considerar.