Nuestro equipo de especialistas está aquí para acompañarte en cada paso. Contamos con cirujanos de trasplante, urólogos, nefrólogos, infectólogos, intensivistas y muchos otros profesionales dedicados a tu cuidado. Además, nuestra enfermera de trasplante y procuramiento coordina todo el proceso, escuchándote y asegurando que recibas la atención que necesitas.
Te ofrecemos una atención personalizada y continua, desde la evaluación médica inicial hasta el seguimiento y los cuidados postoperatorios después de la cirugía, garantizando que todos los procedimientos necesarios se realicen con la mayor precisión y cuidado posible.
Nuestro programa está diseñado para aquellos pacientes que se encuentren en hemodiálisis, diálisis peritoneal o próximos a comenzar con estas terapias.
Queremos que sepas que no estás solo. En Clínica Universidad de los Andes, queremos escucharte.
Elizabeth Galdames, trasplanteyprocuramiento@clinicauandes.cl
Equipo médico especialista multidisciplinario
Cirujanos con destacada trayectoria en trasplante
Amplia experiencia en cirugías de alta complejidad
Tecnología de punta para trasplantes
Enfermera de Trasplante y Procuramiento experta
88%
de los trasplantes en Chile son renales
25%
de los órganos provienen de donantes vivos
60%
de los pacientes en la lista de espera de trasplantes espera por un riñón
14
años puede llegar a esperar un adulto para recibir un riñón
1.800
personas esperan actualmente por un riñón en Chile
25.000
personas están en terapia de reemplazo renal en Chile
Nuestro programa está diseñado para aquellos pacientes que se encuentren en hemodiálisis, diálisis peritoneal o próximos a comenzar con estas terapias.
En esta etapa, se evalúa al paciente con el fin de determinar su idoneidad para recibir el trasplante. Para esto se realizan pruebas de laboratorio e imágenes, y es examinado por un nefrólogo y el cirujano experto en trasplante. Asimismo, se requiere evaluación por otros especialistas, como cardiólogo, oftalmólogo dermatólogo, psiquiatra, otorrinolaringólogo y odontólogo, y los que el equipo de trasplante estime necesarios.
Se reúne un comité del programa para determinar si el paciente es adecuado para el trasplante.
a) Lista de espera donante fallecido
El paciente tiene que ir al ISP a inscribirse en la lista de espera correspondiente para determinar con exámenes algunas variables como grupo sanguíneo y análisis de anticuerpos y antígenos, entre otros.
Una vez inscrito, el centro de trasplante lo activa. Luego de este trámite, el paciente puede ser llamado para la cirugía en cualquier momento.
b) Evaluación del donante vivo
Se realizan exámenes de laboratorio e imágenes y se llevan a cabo evaluaciones médicas que determinan la factibilidad de que esa persona pueda donar un riñón o si, por el contrario, la donación pondría en riesgo su calidad de vida.
En Chile, la ley establece que puede ser donante vivo relacionado hasta el cuarto grado consanguíneo, y también familiares por adopción, como el cónyuge, suegros o cuñados. Todos deben ser compatibles en grupo sanguíneo con el receptor.
Una vez que se cuente con un riñón de donante fallecido compatible con el receptor, o que esté todo coordinado para un trasplante con donante vivo, se efectúa la cirugía. Esta dura entre tres y cinco horas, y requiere alrededor de siete días de hospitalización: dos a tres primeros días en una unidad de cuidados intermedios (UTI) y el resto en una habitación normal.
El alta se da una vez que el riñón está funcionando de forma correcta, esto es que la persona orina de manera normal, mejoran los parámetros renales, está sin dolor y con niveles de inmunosupresión adecuados.
Aproximadamente, al mes el cirujano entrega el alta de la cirugía, permitiendo, por ejemplo, retomar algunos tipos de actividad física. Mientras que a los dos a tres meses luego de la cirugía, el nefrólogo da el alta y se puede retomar su vida normal, incluyendo la vuelta a la vida laboral.
Si bien el trasplante es una terapia que no resuelve la enfermedad, sí mejora la calidad de vida y sobrevida en gran manera. Pero para esto son indispensables los controles médicos periódicos con el nefrólogo, citas en las que se evalúan la función renal y la inmunosupresión. Estos controles médicos se mantienen de por vida, pero disminuye su frecuencia a medida que el trasplante se estabiliza. La adecuada adherencia al tratamiento de inmunosupresión y a los controles aseguran en gran medida el éxito, durabilidad y adecuado funcionamiento del trasplante.
Asimismo, la enfermera de trasplante y procuramiento es la encargada de entregar toda la educación al paciente trasplantado, en cuanto a los cuidados generales que deberá tener desde ese momento, las precauciones a tomar en la casa, en cuanto a alimentación, etc.
Por lo general, corresponde a un familiar directo que puede ser hasta de cuarto grado, es decir, abuelos, padres, tíos, hermanos, primos, hijos. Sin embargo, también puede ser un familiar no directo, como el cónyuge y parientes legales o por afinidad.
Este tipo de donante tiene mayor tasa de éxito, ya que generalmente, el órgano trasplantado funciona inmediatamente después de la cirugía. Además, se puede programar y así tanto el receptor como el donante están en las mejores condiciones de salud para el procedimiento.
Quien dona un riñón debe mantener los mismos cuidados que se aconsejan a toda persona para tener una buena calidad de vida: estilo de vida saludable; evitar el desarrollo de enfermedades crónicas y, si estas aparecen, controlarlas de manera adecuada y, en contexto clínico, siempre avisar que tiene solo un riñón para poner en alerta al equipo médico para evitar, por ejemplo, que le indiquen un tratamiento que pudiera provocar daño renal. Además, evitar el consumo de medicamentos nefrotóxicos, es decir, que dañen el riñón, como antiinflamatorios. Por último, es necesario que mantenga control con el nefrólogo, al menos, una vez al año por toda la vida.